Dating : Gracias por venir

Debo decir que quizá los prefiera. Porque en los malos resucitas, te veo un par de segundos y me sostienes. En los buenos siempre te evaporas, luego entro a buscar y nunca estás.

Cierro los ojos esperando encontrarte en mis sueños, en universos paralelos, te invoco, te imploro, repito tu nombre cual mantra, insisto en una conexión que me lleve a ti, a un cúmulo de abrazos, a tus manos sosteniendo mi cara, a tu olor, a tu fino cabello rubio, a lo que sea de ti, un rastro tuyo, pero que venga de ti.

Resuena la clave, la grito y no estás. Nunca estás, sorda estás a mí. Te me escondes, madre, te me escondes. Interrumpo tu vida en el cielo.O tu otra vida. La que tienes sin mí.

Vienes de entre los muertos cuando escuchas la caída de mis lágrimas sobre el papel en el que escribo, cual sonido de cuenco para que vengas a mí, sus ecos te traen a mí.

Es mi sublime poder que tengo sobre ti.

Gracias por venir.

Esta vida es disparate sin ti.

Es insensato, llévame de aquí.

Méteme en tu velo, en ese vestido gris; me hago diminuta para entrar a ti, para guardarme en ti, prometo ser reservada, hago lo que sea, cavo entre tus huesos, tu alma, lo que queda de ti. Me escondo ahí.

Es que he querido contarte que he arruinado tu encargo. No ha salido bien.

Sé que lo prometí.

Es la incapacidad de mis venas, de mi sangre. No te culpo, te fuiste, allá apostaría que estás mejor que aquí. Pero acá cada día va peor. Sé que te prometí florecer, pero hay una peste cuyo poder es más grande que yo.

Se apodera de mí, no puedo sostenerlo sola.

Fallé a la promesa que pediste con el último movimiento de tu meñique, con la última gota de sangre que fue capaz tu sistema de emanar, la afilada lágrima que habló, misma que posteriormente te liquidó.

Madre, te fallo.

Perdón por hacerte venir de tan lejos.

Perdón por la interrupción de tu vida en el cielo.

No debe ser grata esta distorsión de mi rostro. Del desorden y este cuerpo tumbado en el sillón. Qué escena tan atroz, qué descomunal es no ser lo que te prometí ser.

Vaya, perdón por fallar, pero es que este corazón heredado es muy arbitrario.
Me desarticuló. Nos rompió y lanzó trozos de los órganos por doquier. No hallo todas las partes, no estoy completa, fue él, te juro que fue él. No sé cómo pegarme, ni dónde buscar ya.

Yo desquiciada.

Ella, como si al mundo controlara.

— Adentro — susurró.

Volví a escuchar su voz.