Dating : Una vez más

Si la frustración fuera una imagen, te diría que es la suya, sintiendo el dolor en la garganta, ese dolor que viene de tantos silencios, de no decir, de esperar el momento concreto. La garganta entumecida, que hace que hasta los pulmones se sientan tiesos en el pecho y el estómago un torbellino en el que todas emociones parecen no contenerse, ¿gritar? ¿vomitar? ¿cómo uno se deshace de aquello?

Todo duele como siempre, y al mismo tiempo, como nunca, ¿qué hacer primero, por dónde comenzar? Piensa, mientras se va haciendo más y más pequeña en su pieza, que guarda recuerdos de amor y dolor, de encuentros y desencuentros.

El mundo está en llamas, dice… y yo estoy acá, continúa, mientras intenta disipar el dolor con un hondo respiro, mientras se prepara el té, una vez más, se levanta una vez más, y ese una vez más que cada vez se hace más pesado en sus hombros, en su cabeza, en su insomnio, ¿algún día dejará de existir una “siguiente vez”? ¿Qué pasa si se agotan las ganas de reescribirse?

La resiliencia es agotadora, cuando el miedo a sentir dolor ya es un recuerdo del pasado: quiero sentir, sentir sin importar que pueda haber daños colaterales, sentir, aunque sea yo quien termine sintiendo el mayor daño. Capaz soy un kamikaze emocional… Un poco de humor acompaña su taza de té, mientras se hunde en las tibias sábanas de canciones retro que no le hacen recordar a nada específico, pero si sabe que en ellas hay una especie de compañía que late en algún rincón de la memoria.

En la ventana siempre hay diferentes ángulos desde un mismo lugar, a veces puede ver la latente contradicción entre los que sostienen el status quo y quienes también lo sostienen pero desde abajo; otras veces ve a la calma recorrer con violencia las calles vacías o lo vacío de recorrer todos los días lo mismo; una tarde acogedora, que de tan acogedora se vuelve nostálgica; a veces una luz cegadora y vivaz, que huele a mañana, que huele a un nuevo comienzo y lo fáciles pueden ser, cuando son solo el cambio del día a la noche, ¡ojalá todo fuese un ciclo tan natural y fluido!

Todo es tan agitado, tan lleno de cambios, de nuevas formas de ver -tener que- ver la vida. Un poco de silencio vendría bien, porque hasta el silencio ahora tiene demasiado ruido. Capaz no sea el momento de renunciar, ¿y si hay que hacer lo contrario? Los una vez más pueden tener motivos densos y fuertes, así como unos raquíticos y superficiales, y el peor de los casos, parecen ya imperceptibles o perdidos entre tantas idas y vueltas.

No sé si va a ser fácil mañana, le digo, a lo que parece entender o asimilar que vivir un día a la vez y desacelerar pueden hacer que no duela tanto volver a levantarse. ¿Te animás entonces a intentarlo una vez más?