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Dating : Dating Lesson 2: ¿Sexo en la primera cita?

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Estas anécdotas les sucedieron a amigos muy cercanos. Me las confiaron con la condición de que no revelara sus nombres. Y decidí contarlas porque ejemplifican muy bien una verdad que a muchos les cuesta trabajo entender: el sexo en la primera cita SÍ existe.

Nos han metido en la mente la idea romántica de que esa clase de sexo arruina la relación (la cual ni ha empezado, duh), que es mejor conocerse poco a poco, que es mejor no quedar como un culofácil, y que es mejor tener veinte citas en veinte cafeterías distintas y hablar de perritos y memes antes de poder decir las cosas más sucias que jamás hayas imaginado.

Y yo opino que el problema es que, justamente, la idea está romantizada. A simple vista, el sexo es sexo y punto.

Por supuesto que hay condiciones sobre las cuales se establece esa relación que, a la vista de muchos como Frank, suena escandalosa. Por supuesto que tiene que ser consensuado* y con protección, es obvio que se tienen que gustar físicamente (vaya, el amor entra por los ojos, dicen), y por supuesto que después de eso puede surgir algo.

Si llegáramos a proponernos coger con esa personita en la primera cita, hipotéticamente todo tendría que salir como le salió a Tony con Rolando. Ya después evaluaríamos si esa personita es la ideal para una relación formal y todo lo demás vendría por sí solo (con el hermoso plus de que ya le conoces hasta donde no le da el sol).

PERO conociéndonos, y reconociendo que tod@s (o much@s) queremos la bonita relación tipo 500 Days of Summer, lo más probable es que nos pase lo que a Benny y Frank y terminemos sintiendo una terrible culpa impuesta, desde luego, por esas estructuras sociales reforzadas por nuestra incapacidad de desprendernos de la cultura romántica del amor.

Aunque es un tema muy complicado (porque al coger a la primera romperíamos con nuestros ideales o principios), un@ tiene que hacer el esfuerzo y reconocer que el sexo no es malo sino todo lo contrario. Basta recurrir a cualquiera de los cientos de sitios web o libros que hablan de toooodos los beneficios de un orgasmo.

Ahora, también hay que saber que no es obligatorio que suceda de esta forma, lo cual me lleva a pensar que debes hacerlo solamente si tienes ganas y de verdad lo quieres. O sea, coger por coger no está chido**. Y, bueno, tampoco es malo seguir los ideales tradicionales y hacer todo según el orden común. No tiene nada de malo, pues, tener veinte citas antes de la primera vez. Por supuesto que no tiene nada de malo reservarse hasta que sean novi@s (o incluso hasta el matrimonio). Quién soy yo para andar decidiendo por los demás, cuando yo mismo he estado en el papel de Tony, Rolando, Benny y Frank.

A propósito, tiempo después me enteré de que Benny y Frank se volvieron a ver, pero que en esta ocasión Benny le dejó claro a Frank que su único interés con él era el sexo. A Frank le llevó semanas aceptarlo (yo diría que corrió a Benny unas doce veces de su departamento a la mitad de la noche); pero al final terminaron asumiéndose como sexfriends que se veían todos los miércoles, cogían y luego bye, cada quién a su casa.

Desde luego, Benny cumplió con la más importante regla de este tipo de relaciones: tu sexfriend no es tu novio, lo cual significa que básicamente el único lugar en que debes verle la cara es la cama (o donde sea que elijan para darse cariño). No es tu amigo, no es tu novio, no es ni siquiera tu ligue; por lo tanto no existe, no tiene voz ni rostro en otro ámbito de tu vida que no sea… cof, cof… la cama.

No la hagan de tos. Así son las cosas.

¡Ah! Y todo lo anterior aplica de la misma forma para los besos. Ya sería el colmo que hoy por hoy cualquiera se quejara porque su ligue l@ intentó besar en la primera cita.

Notas aclaratorias:

*Desde mi punto de vista, el sexo en este tipo de circunstancias tendría que ser consensuado y con la premisa de que exista atracción mutua. Sin embargo, no quisiera dejar de lado algunas condiciones (ajenas a mí) de personas con actividad sexual completamente distinta a la que yo (y los conocidos que me han confiado sus historias) he vivido. Estoy hablando, por supuesto, de la adicción al sexo. No sé del tema más que lo poco que vi en la peli de Lars von Trier, y –seré honesto– no me interesa mucho. Pero sé que existen y, supongo que en temas así, como el que tratamos hoy, se omiten todos los choros que me eché y sólo se tiene un objetivo sean cuales sean las condiciones: el sexo.

**La idea de coger por coger también tiene que ver con el párrafo de arriba.

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