Dating : Abstinencia

new normal

Hace tiempo que bebo poco o nada mientras que antes bebía mucho o bastante y a diario. Tampoco fumo. Frente a quienes dejan de beber y dicen sentirse más despiertos, más ágiles, más alegres o, al menos, más delgados, yo no he notado que nada de eso (mi atención, mi rapidez mental, mi ánimo o mi barriga) mejore significativamente. ¿Cuál es la distancia mínima de seguridad para no contagiar el mal humor?

Tampoco me siento más sombrío o sufro cuando, en el supermercado, paso de largo ante el lineal de las cervezas. Quizá me cueste un poco pedirme una coca-cola cuando a mi alrededor todo el mundo sostiene un tercio, pero eso no lo hago siempre y además la pandemia ha eliminado casi todas las situaciones — antes sucedía varias veces por semana — durante las que estaba rodeado de gente peleando por hablar más que nadie y escuchar menos que nadie, llegar a la barra el primero o perder pronto la cazadora.

Sí que he notado que desde que no bebo tengo mucho más tiempo y bastante más dinero. Fundamentalmente, yo bebía para devaluar el tiempo, es decir, para no sentirme culpable mientras lo estaba invirtiendo en luchar con conocidos para poder contarles cosas que no les interesaban (como esto), en lugar de estudiar o leer. Ahora que no bebo y no se puede salir, lleno esos ratos con nuevas ansiedades y manías; y, por ejemplo, como más cruasanes que nunca, pongo la lavadora continuamente o compro muchos más libros de los que puedo terminar y me obsesiono con consumirlos de una manera bulímica, saltando de uno a otro sin aprovechar ninguno.

Además, también han desaparecido las tardes de resaca, ese tiempo sin tiempo, nebuloso e inútil de cuya placidez mórbida, sin embargo, era posible disfrutar.

Ahora ahorro, en fin, en horas y también en todos esos gastos tan enormes que no consisten exactamente en alcohol pero que son su consecuencia inevitable (en progresión ascendente de montaña nevada: se empieza por un kebab a destiempo, se sigue por un taxi a medianoche y se termina quién sabe dónde a qué hora de la mañana siguiente). Me gusta el optimismo de las empresas que ya te están regalando el calendario de 2021 y por detrás el de 2022.